
Todos sabemos que es muy importante poder ventilar las habitaciones, airearlas bien para renovar el oxígeno y ventilar ese aire»enrarecido» de las mañanas.
Pero no solamente conseguimos sensación de frescor en la casa. Cuando dedicamos 5 ó 10 minutos al día (incluso en invierno) a ventilar bien también estamos consiguiendo matar todos los ácaros que se instalan en nuestro colchón (porque sólo sobreviven en temperaturas medias y altas) y también estamos evitando que se acumule excesiva humedad en baños y cocinas, lo que que provocaría humedades por condensación y el consiguiente moho. Lo ideal es que tanto en baños como en cocinas haya una ventana que permita que las superficies se sequen después de ser utilizadas, y que el vapor que se haya generado salga de la habitación lo antes posible.
Es fundamental abrir bien todas las ventanas y dejar que la diferencia de presiones formen corrientes de aire y todo se ventile solo, pero ¿y si no hay corrientes? Si tu casa, por orientación y geometría no puede tener aires cruzados existen otros sistemas de renovación y filtración de aire que consiguen que la calidad del aire interior sea tan bueno (o incluso mejor) que la calidad del aire exterior.
Pide consejo a un técnico que te asesore cómo puedes hacer para garantizar la renovación suficiente de aire en tu casa. Existen sistemas muy variados, unos muy básicos y otros con instalaciones más complejas para casos más extremos. Préstale la importancia que tiene porque tu calidad de vida puede mejorar notablemente y estarás cuidando tu salud y la de tu familia.
No solamente en tiempos de pandemia tenemos que prestar atención a la calidad del aire. También para evitar alergias y enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio. Especialmente en ciudades con mucha población (y mucha contaminación) tener un oasis de aire puro y limpio en tu propia casa es un claro indicador de calidad de vida.

